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Conexión Oscar 2020: Oscarómetro nº 20

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Querido Teo:

El triunfo de “1917” en el Gremio de Productores (PGA) y de “Parásitos” en el Gremio de Actores (SAG) ha dejado la carrera entre la proeza bélica de Sam Mendes y el fenómeno oriental de Bong Joon-ho.

En el vigésimo oscarómetro de la temporada no hay cambios en los previsibles ganadores al haber coincidido en pleno con lo dicho por los Gremios. “1917” se llevaría el Oscar de mejor película y dirección.

Nacho Gonzalo

Oscarómetro (21 de Enero de 2020)
  • Película
  • 1. 1917

    Sam Mendes

    Universal Pictures

    Se Mantiene
  • 2. Parásitos

    Bong Joon-ho

    Neon

    Sube
  • 3. Jojo Rabbit

    Taika Waititi

    20th Century Fox

    Baja

  • 4. Érase una vez en… Hollywood

    Quentin Tarantino

    Sony Pictures

    Se Mantiene

  • 5. El irlandés

    Martin Scorsese

    Netflix

    Se Mantiene

  • 6. Joker

    Todd Phillips

    Warner Bros.

    Se Mantiene

  • 7. Historia de un matrimonio

    Noah Baumbach

    Netflix

    Se Mantiene

  • 8. Mujercitas

    Greta Gerwig

    Sony Pictures

    Se Mantiene

  • 9. Le Mans 66

    James Mangold

    20th Century Fox

    Se Mantiene

  • Director
  • 1. Sam Mendes
    (1917)

    54 años

    1 Oscar // 4 nominaciones

    Se Mantiene

  • 2. Bong Joon-ho
    (Parásitos)

    50 años

    3 nominaciones

    Se Mantiene

  • 3. Martin Scorsese
    (El irlandés)

    77 años

    1 Oscar // 14 nominaciones

    Se Mantiene

  • 4. Quentin Tarantino
    (Érase una vez en… Hollywood)

    56 años

    2 Oscar // 8 nominaciones

    Se Mantiene

  • 5. Todd Phillips
    (Joker)

    49 años

    4 nominaciones

    Se Mantiene

  • Actor
  • 1. Joaquin Phoenix
    (Joker)

    45 años

    4 nominaciones

    Se Mantiene

  • 2. Adam Driver
    (Historia de un matrimonio)

    36 años

    2 nominaciones

    Se Mantiene

  • 3. Antonio Banderas
    (Dolor y gloria)

    59 años

    1 nominación

    Se Mantiene

  • 4. Leonardo DiCaprio
    (Érase una vez en…)

    45 años

    1 Oscar // 7 nominaciones

    Se Mantiene

  • 5. Jonathan Pryce
    (Los dos Papas)

    72 años

    1 nominación

    Se Mantiene

  • Actriz
  • 1. Renée Zellweger
    (Judy)

    50 años

    1 Oscar // 4 nominaciones

    Se Mantiene

  • 2. Scarlett Johansson
    (Historia de un matrimonio)

    35 años

    2 nominaciones

    Se Mantiene

  • 3. Charlize Theron
    (Bombshell)

    44 años

    1 Oscar // 3 nominaciones

    Se Mantiene

  • 4. Saoirse Ronan
    (Mujercitas)

    25 años

    4 nominaciones

    Se Mantiene

  • 5. Cynthia Erivo
    (Harriet)

    33 años

    2 nominaciones

    Se Mantiene

  • Actor de reparto
  • 1. Brad Pitt
    (Érase una vez en… Hollywood)

    56 años

    1 Oscar // 7 nominaciones

    Se Mantiene

  • 2. Joe Pesci
    (El irlandés)

    76 años

    1 Oscar // 3 nominaciones

    Se Mantiene

  • 3. Al Pacino
    (El irlandés)

    79 años

    1 Oscar // 9 nominaciones

    Se Mantiene

  • 4. Tom Hanks
    (Un amigo extraordinario)

    63 años

    2 Oscar // 6 nominaciones

    Se Mantiene

  • 5. Anthony Hopkins
    (Los dos Papas)

    82 años

    1 Oscar // 5 nominaciones

    Se Mantiene

  • Actriz de Reparto
  • 1. Laura Dern
    (Historia de un matrimonio)

    53 años

    3 nominaciones

    Se Mantiene

  • 2. Margot Robbie
    (Bombshell)

    29 años

    2 nominaciones

    Se Mantiene

  • 3. Scarlett Johansson
    (Jojo Rabbit)

    35 años

    2 nominaciones

    Se Mantiene

  • 4. Kathy Bates
    (Richard Jewell)

    71 años

    1 Oscar // 4 nominaciones

    Se Mantiene

  • 5. Florence Pugh
    (Mujercitas)

    24 años

    1 nominación

    Se Mantiene


Cine en serie: “Para toda la humanidad”, incluidas ellas

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Querido Teo:

Son pocas las series que salen muy airosas del juego de cambiar un tornillo del pasado, para imaginar sus consecuencias. Lo ha hecho no hace mucho “SS-GB”, suponiendo que Inglaterra perdió la batalla del aire en la II Guerra Mundial, que Estados Unidos no participó y que los nazis ocuparon la isla. Lo habitual es que el contrapeso de la realidad histórica conocida lastre el interés. Pero mientras son pocas las ucronías memorables, no existía ninguna que diera un protagonismo a la mujer en nuestra historia más reciente, un papel que no pudo tener en su momento. “Para toda la humanidad” lo hace, y muy bien.

Las mujeres en la carrera espacial que reflejan las pantallas apenas pueden pasar de esposas de astronautas. Pero… ¿Qué hubiera ocurrido si la URRS hubiera sido la primera en colocar un hombre en la Luna, y luego hubiera colocado a la primera mujer? ¿Cómo se hubiera concretado en ese aspecto el espíritu competitivo americano? Lo histórico es que Valentina Tereshkova a los 26 años,en 1963, fue la primera mujer en el espacio y que Estados Unidos tardaría veinte años en tener su primera astronauta.

Los guionistas de “Para toda la humanidad” sostienen que hubiera sido de otra manera en “Las mujeres de Nixon”, el tercer capítulo y uno de los más atractivos. Es una gran idea llevada con ritmo y equilibrio para la primera serie que gustará a las espectadoras a las que no les gustan las series de tema espacial. Lo hace sin abundar en aspectos técnicos, sin difuminar la cultura machista tradicional, o exponiendo las contradicciones de Von Braun y su pasado nazi, en el capítulo más centrado en él.

La banda sonora se apoya en el pop de finales de los 60, un momento excitante de la Historia musical del siglo pasado, coincidente con el segundo gran paso de la igualdad de sexos (el primero fue la generalización del derecho a voto), concretado en la liberación sexual y el control de natalidad que ofreció “la píldora”.

“Para toda la humanidad” es criticada negativamente en algunos casos por ser demasiado sobria, por renunciar a la épica espacial tradicional que insertó Kubrick con “2001: Una odisea del espacio” en la cultura popular. Es cierto, no subraya con gran aparato musical, ni con largos primeros planos de rostros tensos, pero esa sobriedad, esa renuncia, es lo que hace más destacable a esta serie, sin que falten los momentos dramáticos, los desafíos, los triunfos y fracasos, las imágenes impactantes.

Una de esas imágenes da comienzo al móvil de la serie. Tras ver a un astronauta pisar la superficie lunar dice sus primeras palabras:“Doy este paso por mi país, por mi gente y por el estilo de vida marxista-leninista”. El contraste con las palabras reales de la historia: “Un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad”, explica lo que intenta reflejar el título de la serie.

La carrera espacial imaginada se centrará en La Luna, se mantendrá a lo largo de los diez episodios como telón de fondo, ante el que se desarrollan las vidas de una decena de personajes principales. Werner von Braun le dice a su protegida en un momento dado: “Toda Administración es corrupta”. Los golpes y abrazos de la vida profesional pueden ser muy similares en muchos trabajos, y en este caso los guionistas han imaginado como podrían afectar en un entorno tan exclusivo, tan exigente, como el que suele rodear a la tecnología espacial.

Apple ha encontrado en muy poco tiempo un lugar en la cabeza del universo de las series de calidad.

Vídeo

Carlos López-Tapia

Espresso: “Sin tiempo para morir” en Entertainment Weekly, Terence Davies y el poeta antibelicista y Anthony Hopkins es “El padre” de Olivia Colman

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Querido Teo:

* “Sin tiempo para morir” es el nuevo título de James Bond que nos llegará este 2020 y con el que Daniel Craig colgará las botas como el agente 007. El reparto no puede ser más potente con Cary Fukunaga al frente de un título que supone el 25º de la franquicia y que se estrena el 8 de Abril de 2020. Entertainment Weekly calienta los motores con un extenso reportaje con nuevas imágenes exclusivas.

* Terence Davies ya está preparando su siguiente largometraje después de las estupendas “The deep blue sea” (2011), “Sunset song” (2015) e “Historia de una pasión” (2016). “Benediction” se centrará en Siegfried Sassoon, un poeta antibelicista que sirvió durante la I Guerra Mundial en la Royal Welch Fusiliers siendo conocidos sus textos satíricos sobre la guerra de trincheras por los que a punto estuvo de ser condenado. La cinta también se adentrará en su vida personal marcada por una homosexualidad tipificada como delito en la Inglaterra de la posguerra y en su conversión al catolicismo casándose con una mujer. Jack Lowden (visto en la serie “Guerra y paz” y en “Dunkerque”) dará vida al poeta.

* “El padre” es la adaptación teatral de la obra de Florian Zeller que ha llevado a cabo el propio dramaturgo. Una pieza que no ha hecho más que recibir parabienes desde su estreno en París en 2012 y posteriormente en Londres en 2015 y en Estados Unidos en 2016 ganando el Olivier para Kenneth Cranham y el Tony para Frank Langella. Incluso en España hubo un reciente montaje protagonizado por Héctor Alterio y Ana Labordeta. “El padre” cuenta la historia de Anthony, un hombre de casi 80 años que vive solo en su apartamento de Londres y quien rechaza cada una de las enfermeras que su hija, Anne, trata de imponerle. Sin embargo, tal necesidad es cada vez más acuciante para ella, ya que ha decidido trasladarse a París para vivir con un hombre que acaba de conocer. Pronto se hace evidente que la percepción de la realidad es cada vez más confusa para Anthony. La cinta, con guión del propio Zeller y Christopher Hampton, que ya se encargó de la adaptación de la obra teatral al inglés, se podrá ver en el próximo Festival de Sundance con Anthony Hopkins y Olivia Colman al frente de un reparto en el que también están Imogen Poots, Rufus Sewell, Mark Rylance y Olivia Williams. En España llegará el próximo 25 de Diciembre.

Nacho Gonzalo

Revista de revistas: De perchas, pelirrojas y talentos

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Querido primo Teo:

* Si ya de por sí cada mes se me escapa alguna portada, este mes aun es peor. Como norma general el mes de Septiembre es el mes en el que las revistas más importantes hacen su “fashion issue” y optan por modelos para sus portadas. Aun así, alguna pude cazar en Septiembre de 2019. Como por ejemplo la revista GQ, que ha optado por Rami Malek para la portada de este mes. La verdad es que percha al chiquillo no le falta así que les va como anillo al dedo.

* La revista Gentleman tampoco se queda atrás en cuanto a perchas se refiere. La elegancia de la que se hacen eco en su portada lleva este mes el nombre de Armie Hammer.

* Si hay alguien que tiene también percha dentro de las féminas esa es Angelina Jolie. No hay premiere que se le resista, ni alfombra roja donde no triunfe. Este mes es la portada de la edición UK de la revista Elle.

* La revista Fotogramas lleva en su portada a una actriz que ha sido muchas veces portada de revistas de moda. Este mes nos centramos en su faceta cinematográfica. Jessica Chastain es la protagonista de este número.

* Pasamos de una pelirroja a otra, por la que no parece que pasen los años.
Estoy hablando de Julianne Moore, que es la portada de este mes de la revista In Style.

* La chica de la siguiente portada no es pelirroja pero nunca hay que decir nunca. Ha sido rubia, morena, pelo largo, pelo corto… se ponga lo que se ponga y aun sin ser un bellezón llena todas las portadas y photocalls a los que se presentan. Y lo más importante, con el paso de los años ha demostrado ser mucho más que aquella niña sosainas que se enamora del vampiro. A mi me tiene cautivada desde “La habitación del pánico”. Kristen Stewart es la portada de Vanity Fair.

* Pasamos ya al apartado nacional. Me resulta muy curioso poner la portada de Women’s Health de este mes. En ella hay una actriz a la que dentro de un mes yo fotografiaré. “Fuerte y sexy sin edad” dicen que está Maribel Verdú.

* Otra que puede presumir de sonrisa es la actriz Esther Acebo, que ha saltado a la fama gracias a ” La casa de papel”. Su entrevista la podéis ver dentro de la revista Delooks, de la que es portada.

* Y si Maribel Verdú recibió premio en Sitges, Penélope Cruz lo hizo en San Sebastian. Un premio a toda su carrera bien merecido. Gracias, en parte, a eso, este mes es portada de la revista Mujer Hoy.

* Y finalizo el repaso con una portada con doble ración de talento, delante y detrás de las cámaras. Luis Tosar y Paco Plaza son la portada de la revista especializada Sofilm.

Tu prima.
Imogen

Cine en serie: Quentin Tarantino rodará serie de “Bounty Law”, no habrá más “Watchmen” y el fin de “Better call Saul”

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Querido Teo:

* “Bounty Law” es la serie de ficción que ocupaba buena parte del metraje del arco argumental del personaje de Leonardo DiCaprio en “Érase una vez en… Hollywood” y el mismísimo Quentin Tarantino ha confirmado que la convertirá en serie habiendo escrito cinco capítulos de media hora en los que parece poco probable que Leonardo DiCaprio esté involucrado ante la agenda del actor ya que sería más que nada un gusto que se daría el director homenajeando a series de la época como “Randall, el justiciero”, “El hombre del rifle” o “Calibre 44”. Rick Dalton, el actor al que interpreta DiCaprio en la película, se mete en la ficticia “Bounty Law” en la piel del cazarrecompensas Jake Cahill. Lo que no deja de ser curioso es que Tarantino se centre en este experimento teniendo en cuenta que, según él, se retirará del cine con su décima película. Eso sí, este proyecto, en el caso de seguir adelante, no llegaría hasta más de dentro de año y medio y a la espera de ver qué cadena puede interesarse.

* “Watchmen” ha sido uno de los estrenos de la temporada pero HBO ha confirmado que no habrá continuación respetando el deseo de su creador, Damon Lindelof, ya que él mismo confirmó que no estaría involucrado en ninguna continuación de la serie si la hubiera. Una manera de dar coherencia y de que prime el resultado al intento de seguir estirando de manera inexplicable algo que no lo necesita.

* “Better call Saul” ha logrado mantener el estatus en la crítica de su predecesora (“Breaking bad”) pero el viaje de Jimmy McGill a Saul Goodman no ha terminado de rematar a nivel de premios ya que atesora un gran número de nominaciones pero ningún premio relevante. Peter Gould y Vince Gilligan, creadores de la serie, han confirmado que la sexta temporada será la última siempre con la pregunta abierta de si en algún momento se cruzarán los caminos del personaje de Bob Onderkirk con Walter White y Jesse Pinkman.

Nacho Gonzalo

El legado de Freddy Krueger, los miedos y terrores de toda una generación

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Querido Teo:

El próximo 27 de Enero se cumplen la friolera de 25 años del estreno en salas españolas de “La nueva pesadilla de Wes Craven” (1994). La séptima entrega de la saga iniciada solamente una década antes con “Pesadilla en Elm Street” (1984), el clásico de terror que creó al que, probablemente, sea uno de los personajes más famosos de la Historia del cine: Freddy Krueger. El verdadero “hombre del saco”. La plasmación del miedo latente en la sociedad de los 80. Un auténtico monstruo que conllevaba implícitas las pesadillas de la Usamérica de Reagan.

Tal y como narra Erika Tiburcio Moreno en su artículo “A nightmare on Elm Street: Una pesadilla de la que es difícil escapar”, en el año 1983 tuvo lugar un suceso que conmocionó a Estados Unidos: en la guardería de la familia McMartin, hubo un profesor que fue acusado de abusar de uno de los niños, aunque no tuvo ningún castigo por falta de pruebas. Para evitar otros casos similares en el centro escolar, la policía escribió una carta a varias familias para indagar si había sucedido algo parecido con sus hijos y descubrió que la mayoría de ellos habían sufrido algún tipo de abuso. Este suceso fue uno de los desencadenantes que acabaron por dar forma a Freddy Krueger como ese receptáculo de miedos y terrores de la clase media blanca (y del propio Wes Craven, ya que lo bautizó como el compañero de clase que se metía con él en la escuela).

Wes Craven, director con cierto nombre en el sector por aquel momento y Licenciado en Psicología y Filosofía (algo sin duda clave a la hora de encapsular el miedo de una forma tan pura y primaria) e influido por este macabro suceso, así como por una serie de noticias aparecidas en diversos periódicos en la que se narraban extrañas muertes que sucedían cuando las víctimas dormían, terminó de perfilar el guión de “Pesadilla en Elm Street”, cuyo título es en sí mismo una alusión a un hecho traumático de la historia de Estados Unidos. Busquen el nombre de la famosa calle de Dallas en la que asesinaron a Kennedy.

El guión fue dando tumbos de Estudio en Estudio sin que nadie se atreviese a producirlo ya que, aunque a priori no lo pareciese, su subversión de los convencionalismos se alejaba bastante del slasher que imperaba en la época y que tantísimos beneficios produjo gracias al auge de la televisión por cable y el mercado de vídeo doméstico (nunca olvidemos la importancia en la democratización del VHS). Para empezar, la psique de los personajes estaba perfectamente definida, algo inusual en el género. Y su villano adquiría una personalidad propia e iconográfica.

Finalmente, fue la distribuidora independiente New Line Cinema (actual subsidiaria de Warner), fundada por Rob Shaye, quien se atrevió a invertir en esta historia pese a encontrarse casi en la quiebra como un intento a la desesperada de salvarse de la bancarrota. La jugada no les pudo salir mejor: siete películas, un crossover con otro icono del terror y un remake cuyos beneficios netos ascienden a 457 millones de dólares sobre una inversión de 101 millones. A eso hay que sumarle una serie de televisión, novelas, cómics y merchandising. No cabe duda que Ron Shaye tuvo buen olfato y creó un legado que ha perdurado durante generaciones; amén del asesino cinematográfico más icónico de todos los tiempos.

Y aún no hemos nombrado a la otra persona que hizo posible algo así, el actor Robert Englund. Si no fuera por su salvaje, irónica, macabra y estupenda interpretación de Freddy Krueger, esto, sin duda, no habría sido posible. Su sombrero fedora, su jersey rojo con rayas verdes y su guante con cuchillas no serían nada sin la personalidad que le insufla el bueno de Robert.

Y ahora, repasemos los nueve títulos cinematográficos protagonizados por el asesino del jersey a rayas. Una filmografía tan extensa en la que cabe de todo: una obra maestra, una tercera parte a la altura de la original, una película de metaficción, cintas malas y baratas, una lucha a muerte con otro icono del terror, un olvidable remake y la película más involuntariamente gay que haya salido de Hollywood. Una franquicia que no tiene desperdicio.

“Pesadilla en Elm Street” (1984). Yo soy Dios

Como ya hemos indicado, las influencias de Wes Craven a la hora de escribir el guión de este film fueron muchas y de distinta índole, aunque todas ellas tienen un factor común: el miedo más primario. El miedo a ser atacado en el que se supone debiera ser el lugar más seguro del mundo, nuestra propia cama. Esto entronca directamente con nuestra parte más primitiva: el temor a que el otro ataque nuestra madriguera. Un concepto tan básico y tan simple que destila belleza por todos sus poros.

Con un irrisorio presupuesto de 1,8 millones de dólares, pero con toneladas de buenas ideas y un manejo de los espacios que sigue sorprendiendo 35 años después, la propuesta de Craven se erige como una de las mejores cintas de terror que se hayan rodado nunca.

Subvirtiendo las reglas del género hasta retorcerlas sobre sí mismas (algo que volvería a repetir en esta saga y en la genial “Scream. Vigila quien llama”) y presentándonos a un asesino capaz de matarte mientras duermes, encontramos aquí los dos ejes vertebradores de una cinta que, en última instancia, nos habla de los miedos de los padres de la Generación X ante la severa crisis social de los 80 (algo que también nos planteaba un título de esta temporada como es “Joker”) y que no se diferencia mucho de los tiempos que corren. La Historia siempre se repite.

“Pesadilla en Elm Street 2: La venganza de Freddy” (1985). El hombre de tus sueños

Lo que en términos estrictos es una secuela al uso de un éxito (eso implica que es muchísimo peor que la original por definición) se erige aquí como una película abiertamente homosexual. Mucho se ha especulado a lo largo de los años con este asunto, que en realidad no admite dobles lecturas. La película es lo que es; otra cosa es que en 1985 los espectadores se diesen más o menos cuenta, pese a que las revistas de temática homosexual se hicieran eco de esto en el momento de su estreno.

La verdadera historia de esta película, que se salta a la torera todo lo establecido por la original, es el despertar gay de su protagonista, encarnando las culpas y los miedos de “salir del armario” en la América de los años 80 a través de la figura de Freddy Krueger.  Y, aunque pueda parecer una locura que rompa con el espíritu de su predecesora, su guionista, David Chaskin (autor de esa joya titulada “I, Madman”) vuelve a utilizar a Krueger como otra representación de los miedos y pesadillas de la sociedad de los 80; aunque esta vez de la comunidad gay. El fantasma del sida aún planeaba con fuerza sobre las cabezas de todos.

Sin un tono definido, pero con muchas dosis de ¿involuntaria? perversión, la cinta se pasa en un suspiro entre torsos desnudos, “leather-bars” y bailes del protagonista. Un Mark Patton cuya carrera finalizó ahí y que ha estrenado el maravilloso documental “Scream, Queen! My nightmare on Elm Street” (2019), en el que hace las paces consigo mismo y con su pasado a través de varias convenciones de terror a lo largo de Estados Unidos y reclamando su sitio como la primera reina del grito masculina de la Historia del cine. Y de regalo, el maravilloso artículo sobre el tema Julián Almazán.

“Pesadilla en Elm Street 3: Los guerreros del sueño” (1987). Si dormís moriréis

Dos años después de la infame secuela, Wes Craven volvió a la saga que había creado aunque sólo en condición de guionista para ver si podía resucitar un poco lo que la segunda parte había tirado abajo en cuanto al personaje. Y no pudo sentarle mejor, ya que es en esta entrega donde Freddy termina adquiriendo su personalidad socarrona y macabra plagada de chistes negros que en las dos películas previas únicamente se intuía, convirtiéndolo del todo en un icono pop.

Recuperando al personaje de Nancy (Heather Langenkamp), protagonista de la original, que ahora es psiquiatra en una institución para trastornos del sueño de Springwood, y con ayuda de Frank Darabont en labores de guión, Craven trata de unificar y dar cohesión a su criatura sin olvidar que se trata de un “slasher” ochentero en el que cada muerte es más original y perversa que la anterior.

Sus secuencias oníricas son las más imaginativas de toda la franquicia y la frase “Welcome to prime time, bitch” ha pasado ya a convertirse en una de las más míticas del género. Además, esta tercera entrega amplió la mitología de la bestia (para bien o para mal), acabando de convertir a Freddy Krueger en toda una estrella del rock y un icono de la cultura popular. Con 5 millones de presupuesto, la cinta acabó recaudando 44, algo que, obviamente, en las oficinas de New Line supieron seguir aprovechando.

“Pesadilla en Elm Street 4: El amo del sueño” (1988). Grata sorpresa

Tras el éxito económico que supuso la tercera entrega y la revitalización de la saga, tan sólo un año después se estrenó esta cuarta parte escrita por un principiante Brian Helgeland y dirigida por un desconocido Renny Harlin que, prácticamente, suplicó por el puesto de director. La cinta se estrenó en el verano de 1988 siguiendo la historia donde la dejó la entrega anterior.

Con una imaginación desbordante, la película consigue convertirse por méritos propios en un “slasher” ejemplar, coincidiendo en tiempo con otra cuarta parte de una franquicia de terror que también demostraba estar en plena forma, como era “Halloween 4: El regreso de Michael Myers”. El humor de Freddy Krueger en todo su esplendor, unido a la coherencia argumental del guión y a los estupendos efectos visuales, convierten a esta cuarta parte en uno de los mejores títulos de la saga.

Con un presupuesto de 13 millones, la película consiguió recaudar 50 millones, convirtiéndose en el film más taquillero de la franquicia (hasta el año 2003). Y si algo queda claro de los finales de los 80, era la buena salud del género de terror y que el público estaba dispuesto a entregarse mucho más a la diversión sin ataduras sin esnobismo reinante actual.

“Pesadilla en Elm Street 5: The dream child” (1988). Bajo mínimos

Si la cuarta entrega supuso una grata sorpresa a nivel de calidad y que acabó haciendo una enorme taquilla, su continuación (que sigue manteniendo la coherencia argumental, algo que ha caracterizado a toda la saga), supone un paso atrás y toca una de los puntos más bajos de la franquicia.

Dirigida por Stephen Hopkins (aunque los ejecutivos habían tentado a Frank Miller), responsable de la muy estimable “Los demonios de la noche” (1996), el ritmo de la cinta es incapaz de mantenerse, debido también a su propia premisa en la que Freddy quiere volver a la vida a través del hijo no nacido de la protagonista. Serie B auténtica con unos efectos visuales (eso sí) bastante destacables y que fue bastante recortada en la sala de montaje debido a presiones de la productora, algo que produjo falta de continuidad en el producto final.

Con muertes carentes de imaginación, un Freddy desdibujado, y con una dirección torpe, esta quinta entrega resultó rentable (22 millones sobre un presupuesto de 6) pero muy por debajo de lo esperado, dando muestras de un agotamiento propio del género (lo mismo le sucedió a “Viernes 13” o “Halloween”). Y es que lo poco agrada y lo mucho cansa.

“Pesadilla final: La muerte de Freddy” (1991). Final tridimensional

Si hay un aspecto que caracteriza a esta franquicia es la coherencia narrativa interna (independientemente de la calidad final de los productos). Y es que cada película es deudora de los hechos de la anterior y eso es un rasgo de agradecer como espectador ya que permite una continuidad argumental. Aunque aquí no sea el caso estricto pero que termina por dar carpetazo como capítulo final de la saga original, a petición del propio Robert Englund cuya única condición para volver a enfundarse el jersey a rayas era que su personaje muriese para siempre.

En esta sexta y última entrega, la historia da un salto en el tiempo de diez años para presentarnos un Springwood en el que ya no quedan jóvenes (los supervivientes a las matanzas de Freddy se fueron hace años) y al que viajarán un grupo de forasteros que serán las nuevas víctimas de nuestro psicópata favorito. Con un pequeño giro, una de ellas es la hija de Freddy quien será la encargada de terminar con él en un entorno en 3D porque esto eran los 90 y aquí valía todo. Y sí que valió ya que la taquilla fue bastante buena.

Peter Jackson esbozó un par de tratamientos del guión que fueron descartados y que, finalmente, fue escrita por Michael De Luca, productor de algunos títulos clave del cine del siglo XXI y showrunner de la serie televisiva “Las pesadillas de Freddy”. De la dirección se encargó Rachel Talalay, vinculada a la saga desde el principio en labores de producción y directora que ha tenido una amplia carrera televisiva y que fue la encargada de matar a Freddy para siempre. Al menos en la saga principal.

“La nueva pesadilla de Wes Craven” (1994). Regreso metacinematográfico

Tres años después de la supuesta entrega final de la saga, y justo una década después del estreno de la original, el director Wes Craven decidió volver a New Line para aportar su último granito de arena sobre Freddy Krueger y quitarse así el mal sabor de boca que le habían producido algunas de las secuelas.

Craven optó por algo que acabaría explotando dos años después con la catedralicia “Scream. Vigila quien llama” (1996) y que ya le había rondado la cabeza al escribir la tercera parte: Freddy Krueger matando al reparto original de “Pesadilla en Elm Street” jugando con el cine dentro del cine. Con la excusa del rodaje de una séptima parte, el elenco artístico y técnico de la original se reúne de nuevo (incluyendo a Craven y Rob Shaye) mientras Freddy Krueger abandona las páginas del guión para continuar su reino de terror. Una premisa muy potente que no termina de explotar del todo pero que ofrece un producto por encima de la media de las secuelas y la mejor película de la saga desde la original.

La crítica aceptó la propuesta aunque el público no entró en su juego. Sin embargo, con los años se ha convertido en un título al alza ya no tanto por su planteamiento (que también), sino por ser una rareza dentro de una franquicia a la deriva y la que aún le quedaría otra vuelta de tuerca y un remake.

“Freddy contra Jason” (2003). Taquillazo

Habría que remontarse a los 80 para conocer el origen de este imposible crossover, cuando las productoras New Line y Paramount Pictures (propietaria de los derechos de “Viernes 13”) trataron de entenderse sin llegar a conseguirlo para unir a sus dos monstruos en un mismo film. Algo que, sin duda, recuerda a esas entrañables cintas de los años 40 de la Universal y de sus monstruos clásicos en las que podíamos encontrar a Drácula, Frankenstein y al Hombre Lobo.

Cuando, finalmente, New Line se hizo con los derechos de “Viernes 13”, en la escena final de la novena entrega, veíamos el guante de Freddy salir del infierno y coger la máscara de Jason. Ese hecho despertó las teorías de los fans y sirvió como campo de pruebas para el crossover, que acabaría materializándose 10 años después en una cinta perezosa, vaga y, a la misma vez, simpatiquísima.

Con reescrituras de David S. Goyer, una premisa muy loca y la mediocre dirección de Ronny Yu, la película consiguió recaudar 115 millones de dólares en todo el mundo, siendo la película más taquillera de las dos franquicias. Y es que los primeros años de la década del 2000 fueron muy eclécticos y oligofrénicos para todos.

“Pesadilla en Elm Street: El origen” (2010). El gol que no fue

A comienzos del siglo XXI Hollywood se propuso remakear los títulos del género “slasher” más famosos con mayor o menor fortuna. De hecho, el único bueno que les salió fue el remake de “Halloween” de Rob Zombie. El productor Michael Bay se había encargado ya de traer de vuelta a Leatherface y su familia caníbal y a Jason. Ahora le tocaba el turno a Freddy Krueger.

Jackie Earle Haley fue el encargado de tomar el relevo de Robert Englund y es lo más destacable de toda la cinta. El empeño de Haley y su buen hacer lo convierten en un sustituto ideal; el problema es que su personaje es tan pobre que tiene poquísimo con que trabajar y ni siquiera el guión se atrevió a darle ese giro que pedía el personaje a gritos. Ni Rooney Mara encarnando a la nueva Nancy pudo levantar esta anodina producción.

Tomándose en serio a sí misma (cosa que ninguna de las originales hacía puesto que eran perfectamente conscientes de su condición de serie B) y con un tono funesto y taciturno (gracias por tanto, Nolan), la película fue masacrada por la crítica aunque sí consiguió salvar los muebles con una recaudación total de 115 millones de dólares. A veces hay que dejar a los clásicos morir en paz. O con Jason.

Felices sueños, Freddy.

Sr. Finch

In Memoriam: Terry Jones, el padre de los Monty Python

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Querido primo Teo:

Como excelente sibarita y amante de la buena comedia recibirás cono honores en tu despensa a Terry Jones. El padre del emblemático grupo británico Monty Python ha fallecido en la pasada noche del martes 21 de Enero a la edad de 77 años tras una dura batalla contra la demencia frontotemporal, enfermedad que le fue diagnosticada en el 2016. El que fuera director de la icónica “La vida de Brian” (1979) abandonó el mundo de los vivos rodeado de su esposa Anna Söderström y de sus tres hijos tal y como ha informado su agente en un comunicado.

“Estamos profundamente tristes de tener que anunciar el fallecimiento del querido esposo y padre, Terry Jones. Terry falleció en la noche del 21 de Enero de 2020 a la edad de 77 años con su esposa Anna Söderström a su lado después de una batalla larga, extremadamente valiente pero siempre de buen humor con una forma rara de demencia. Hemos perdido a un hombre generoso, divertido, cálido y creativo, cuya implacable individualidad, infatigable intelecto y extraordinario sentido del humor han hecho gozar a millones de personas a lo largo de seis décadas. Su trabajo con Monty Python, sus libros, películas, programas de televisión, poemas y otros trabajos, vivirán para siempre”.

Terry Jones, que era lo más cercano a un hombre del Renacimiento de nuestros días, nació en Gales el 1 de Febrero de 1942. Cursando sus estudios universitarios en Oxford conoció a Michael Palin y en él encontró a su alma gemela, ya que ambos compartían la misma visión de la comedia como algo más que una sucesión de bromas. Fue en el teatro en donde comenzaron a dar rienda suelta a su imaginación y en donde nació el germen de lo que vino después.

Jones, Palin junto a Graham Chapman, Eric Idle, John Cleese y Terry Gilliam (los tres primeros procedentes de la Universidad de Cambridge y el último de Nueva York) crearon el grupo los Monty Python. Debutaron en la televisión en la cadena BBC en el año 1969 con el programa “El circo volador de los Monty Python” que duró cuatro temporadas.

El impacto de los Monty Python en la cultura popular fue mucho más allá de la pequeña pantalla ya que llegó a los escenarios, con varios espectáculos teatrales entre ellos un musical y por supuesto al cine con títulos como “Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores” (1975), “La vida de Brian” (1979) y “El sentido de la vida” (1983)  que contaron con la firma de Terry Jones.

Cuando los miembros de los Monty Python decidieron tomar caminos separados tras la crisis vivida durante “El sentido de la vida”, Terry Jones dirigió “Servicios personales” (1987), “Erik el vikingo” (1989) y se encargó de escribir el guión de “Dentro del laberinto” (1986) de Jim Henson. Se especializó en la televisión, participó como escritor y director en series como “Las aventuras del joven Indiana Jones” (1992-1996) y fue especialmente brillante su labor en el área de documentales en donde sacó a relucir una de sus pasiones: la Historia. También fue destacada su contribución al mundo de la literatura llegando a escribir una veintena de cuentos.

En el 2013 logró reunir a los miembros vivos de los Monty Python (Graham Chapman falleció en 1989) en el O2 de Londres aunque el espectáculo no fue recibido de la manera cálida esperada.

Una vez diagnosticada la enfermedad neurodegenerativa, y que prácticamente le hizo perder la capacidad de hablar, realizó una de sus últimas apariciones en la ceremonia de los Bafta del año 2017 en donde fue arropado por su eterno compañero Michael Palin y por su segunda esposa, Anna Söderström a quien se unió en el año 2004.

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Mary Carmen Rodríguez

Espresso: Matt Damon repite con James Mangold y Javier Fesser vuelve al humor surrealista

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Querido Teo:

* Matt Damon vuelve a unirse al director James Mangold tras la sobresaliente “Le Mans 66” en “The force”, una adaptación de la novela de 2017 de Don Winslow que narra las peripecias de un detective de la policía de Nueva York que bordea siempre la línea de la ilegalidad y que se verá en la tesitura de declarar en contra de su equipo o, por el contrario, perder a su familia.

* Javier Fesser, responsable de varias joyas de nuestra filmografía y autor de ese film tan precioso y premiado como es “Campeones”, vuelve a sus orígenes de su humor surrealista y absurdo con “Historias lamentables”, un compendio cuatro relatos interrelacionados. El guión lo firman el propio Fesser y Caro García. El reparto está formado por un reparto poco conocido: Chani Martín, Laura Gómez-La Cueva, Janick, Alberto Castrillo-Ferrer y Fernando San Segundo. Su estreno será el próximo 30 de Abril.

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Sr. Finch


“Líquidos. Sustancias deliciosas y peligrosas que fluyen por nuestras vidas”

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Uno de los científicos divulgadores más interesantes salidos de Oxford, Mark Miodownik, era un adolescente camino de su escuela cuando, en el metro de Londres, fue apuñalado por la espalda con una cuchilla de afeitar. Al reflexionar sobre el mucho daño que le había hecho una pieza de acero tan pequeña, comenzó a interesarse por el mundo de los materiales. Irrumpió con fuerza en el universo de la divulgación con “La sustancia de las cosas. Historias increíbles de los materiales maravillosos que han hecho el mundo”, y su papel ha sido clave para el desarrollo del concepto de sensoestética, que es la aplicación de las posibilidades científicas para expresar lo sensual y emocional de los materiales. Mark disfruta de la curiosidad del científico y, como demostró con el incidente de la cuchilla, esa curiosidad se excita cuando le “tocan las narices”, y a todos nos las han tocado con el asunto de los líquidos en los controles aeroportuarios. En ese lugar de “humillación”, en aras de nuestra seguridad, comienza este ensayo sorprendente.

Título: “Líquidos. Sustancias deliciosas y peligrosas que fluyen por nuestras vidas”

Autor: Mark Miodownik

Editorial: Crítica

Mark se sube a un avión para hacer un vuelo de once horas y convierte a todo lo líquido que le rodea en protagonista del viaje. El queroseno es el que más abunda, pero los hay por todas partes: tinta, jabón, café, té o vino. El científico usa su sentido del humor para incluir algunos líquidos insospechados como la saliva, a costa de hacernos visualizarlo dormido, mientras su baba cae sobre la manga de la vecina de asiento. Exceptuando el agua y nuestra propia sangre, el líquido más habitual está en todas vuestras cocinas: aceite de oliva. Cada vez que llenáis una cuchara de aceite, usáis 20 aceitunas. Si vertiéramos esa cucharada en una lámpara de aceite, la llamita ardería durante una hora más o menos. En el siglo IX, en la región más “científica” del momento, Persia, era el combustible principal y ya venía siéndolo desde siglos antes en el mundo mediterráneo. Se entiende que vivieran básicamente con luz natural, porque si una familia hubiera necesitado luz nocturna durante cinco horas, habría tenido que quemar 100 aceitunas diarias, unas 36.000 aceitunas al año… para una sola lámpara.

Los experimentos en ese mismo siglo IX de un alquimista de la región, al-Razi, Rhazes para los latinos, con el líquido denso, negro y sulfuroso, que manaba de la tierra, le permitieron dar un paso sorprendente. Destilando logró el fluido oleaginoso y transparente que conocemos como queroseno. Por primera vez se observó una lámpara que no humeaba. A algunos les resultaría tan mágico que nadie dudaría de que esa clase de lámpara sería la adecuada para contener a un genio que cumpliera nuestros deseos.

La importancia económica del aceite en la cultura mediterránea, su abundancia, aunque un olivo necesitara veinte años para dar fruto, retrasó mil años el uso del queroseno: el líquido que nos acompaña cada vez que tomamos un avión.

Sobre todos los líquidos hay mucho dicho, pero Miodownik es capaz de observarlos desde una perspectiva nueva, en la que se mezcla la ciencia con la Filosofía, con la Historia o con la gastronomía. Así, en abstracto o en forma de título, los líquidos pueden sonar poco atractivos. En concreto, y aquí están muy en concreto, son apasionantes y hasta puede que a veces parezcan tomarnos el pelo.

El viaje al interior de los materiales que nos rodean no se puede hacer en avión, hay que sentarse y leer, con algún liquido a mano.

Carlos López-Tapia

20 años no es nada: Verano de 1999

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Querido primo Teo:

Es probable que el verano de 1999 aún permanezca en el recuerdo de los cinéfilos como uno de los más satisfactorios de las últimas décadas. Al menos uno de los más icónicos para varias generaciones, que pudieron asistir a los estrenos de varias películas que aún a fecha de hoy son consideradas clásicos de la cultura popular.

Y qué mejor ejemplo que el título que inauguró la temporada estival en España. “Matrix” llegó a los cines patrios el 23 de Junio, y no se me ocurre una mejor fecha que San Juan como símbolo de lo que significó para el cine de acción. “Matrix” arrojó a la hoguera a todo el cine de género que se había venido realizando hasta la fecha para poner los cimientos de aquello en lo que se convertiría en la próxima década. “Matrix” es así, más que una película, un puente entre dos épocas. Y lo es, curiosamente, siendo estrictamente clásica en su narrativa no visual. Las hermanas Wachowski bebieron del mito de la caverna para narrarnos el periplo del héroe que ya había descrito Joseph Campbell en 1949, siguiendo estrictamente todos sus pasos. Pero lo hicieron revistiéndolo de ropajes propios del cyberpunk, del cine de acción oriental y pusieron sobre el tapete por primera vez el bullet time, un efecto en el que la cámara rota a velocidad normal alrededor de una acción que transcurre a cámara lenta. “Matrix” recibió las alabanzas del público y de la crítica especializada, los que hacían bullying en el instituto fliparon con sus escenas de acción, y los que lo recibían, con su vertiente intelectual, e incluso el profesor de Filosofía se hacía el enrollado hablando de ella en clase. Warner Bros. ganó más de 300 millones de dólares con ella y medio año después terminaría llevándose 4 premios Oscar (montaje, efectos especiales y los dos de sonido).

Y “La amenaza fantasma” sería la principal damnificada del éxito de “Matrix”. El Episodio I de “Star Wars” era la película más esperada de todo el año, y su éxito en taquilla fue descomunal, superando los 1.000 millones de dólares de recaudación de la época, a pesar de ser una de las primeras películas colgada al completo en internet (así fue mi primer visionado, un par de meses antes de su llegada a los cines españoles, a finales de Agosto). Pero muy pocas veces un éxito tan evidente tuvo un sabor tan amargo. La Academia ignoraría la propuesta de George Lucas, concediéndole tan solo 3 nominaciones a los Oscar, en una ceremonia de la que se iría de vacío. Y el fervor popular con el que fue recibida (que no os engañen los revisionistas, el público acudió en masa, las colas eran kilométricas y el entusiasmo de la gente, real) se enfrió con el paso del tiempo. Hoy en día, y tras ser objeto de burlas durante más de una década, el público está empezando a poner en valor a “La amenaza fantasma”. Puede que tenga problemas de ritmo y que Jar Jar Binks sea un colosal error, pero cuenta con personajes carismáticos (Qui-Gon Jinn), varias secuencias de acción memorables, una grandísima partitura de John Williams y varios momentos de una fisicidad que desaparecería en los siguientes capítulos de la saga, en los que George Lucas ya terminaría cayendo irremisiblemente en la locura digital que acabó por devorarle. Y, con todos sus problemas, al menos Lucas tenía un plan. Puede que no fuera el mejor plan del mundo, puede que fuera aburrido, pero al menos era adulto. Y existía. Que no es algo que puedan decir todos los que posteriormente terminaron desarrollando la saga.

“Y el siete de julio me sacan por la calle de la Estafeta y los mozos me golpean con unos periódicos enrollados”.

Otro de los blockbusters que dio una alegría a las taquillas a lo largo de ese verano fue “La momia”, la película que convirtió en estrellas a Brendan Fraser y Rachel Weisz, su pareja protagonista, e, incluso, a su director, un Stephen Sommers que venía de darse un batacazo monumental con la estupenda “Deep rising” y que nunca se había visto en otra igual. En la actualidad, toda una generación recuerda “La momia” como una especie de versión apócrifa de las aventuras de Indiana Jones, esencialmente porque quien no conoce a Dios, a cualquier santo le reza. “La momia” es una descompensada aventura de cartón piedra que podría tener cierta gracia como propuesta de serie B, pero a la que el público debería haber exigido más teniendo en cuenta que costó 80 millones de dólares y que era la principal apuesta veraniega de Universal. La película ni asusta, ni provoca carcajadas, ni siquiera genuina emoción. Y la historia de amor no termina de funcionar por la incapacidad demostrada de Fraser para tener química con sus partenaires femeninas. Probablemente la pareja que mayor complicidad ha mostrado con el actor a lo largo de su carrera fuera el gorila de “George de la Jungla” o Ian McKellen en “Dioses y monstruos”, en la que demostró ser bastante mejor momia que Arnold Vosloo.

El éxito de “La momia” se contrapuso al batacazo que se pegó John Carpenter en su revisión de otro mito del terror clásico con su “Vampiros”. Tanto fue así que la película tardaría hasta diez meses en estrenarse en España. Y para cuando lo hizo, en lo más crudo del crudo verano, tampoco tenía mucho sentido, tan alejada de las fechas de Halloween para las que había sido concebida. “Vampiros” era una propuesta en las antípodas de “La momia”. Una película sangrienta, áspera, polvorienta y profundamente nihilista, protagonizada por un héroe atípico y desagradable interpretado por un James Woods que por aquel entonces estaba acostumbrado a convertirse en el MVP de todos y cada uno de los proyectos que encadenaba (que eran muchos). El público no conectó con esta propuesta tan profundamente hawksiana, algo, por otro lado, tan propio de Carpenter, a medio camino entre el western y la revisitación de “¡Hatari!”, pero, tampoco nos asustemos, endiabladamente jugona y divertida.

La Semana Santa más badass de la Historia.

Adjetivos, estos, que ojalá pudiéramos aplicar a “The haunting (La guarida)”, otra de esas películas que ese verano quiso recuperar la tradición clásica del cine de terror pero que, al igual que “La momia”, en ningún momento se atrevió a intentar asustar o dar miedo, no fuera a ser que fuera a incomodar a alguno de sus espectadores y no pudiera recuperar los 80 millones de dólares (¿les suena la cantidad? Sí, exactamente el mismo presupuesto que “La momia”) que Dreamworks puso sobre la mesa para rodarla. Al final, los únicos que perdieron dinero con la película fueron los espectadores que pagaron la entrada. Y, con el tiempo, se llevaron 5 nominaciones a los Razzies y dejaron la sensación de una gran oportunidad perdida. Tras el colosal fracaso de “Speed 2”, “The haunting (La guarida)” fue el segundo clavo en la tapa del ataúd de la carrera de Jan de Bont, del que todavía nadie se explica cómo pudo pasar de la pericia artesanal con la que se desenvolvió en “Speed” apenas cinco años antes a este tren de la bruja en el que ni siquiera pudo aprovechar los majestuosos decorados, obra de Eugenio Zanetti, de los que disponía, y se empeñó en ensuciarlos con una tecnología digital que todavía no estaba preparada para lucir tan bien como él creía.

El que sí que no engañó a nadie fue Russell Mulcahy, que con “Resurrección” entregó el típico exploit de “Seven” que todos esperábamos si era él el que lo traía debajo del brazo. Que, mira, si resulta que la historia la había escrito el mismísimo Christopher Lambert, que, a su vez, se había reservado el papel protagonista, pues al final ni tan mal entregar ese cesto si contabas con esos mimbres, Mulcahy. La película es la típica basura previsible que uno puede esperarse de ese dúo, pero, también, rabiosamente entretenida y carente de pretensiones, que no es poca cosa teniendo en cuenta que trata sobre la caza de un asesino en serie que mutila a sus víctimas para reconstruir el cuerpo de Cristo.

-“Certifico que a este señor le falta un brazo.
-Es usted el mejor doctor que he conocido.
-El truco está en fijarse”.

Y no sobre Cristo, sino sobre el diablo, versaba la propuesta que Roman Polanski estrenó a finales de Agosto. Una coproducción española que partía de un guión de Enrique Urbizu que adaptaba “El club Dumas” de Arturo Pérez Reverte. La película fue un estrepitoso fracaso económico que no hacía sino confirmar que el Johnny Depp pre “Piratas del Caribe” era puro veneno para la taquilla. Y el caso es que, aún estando claro que es un Polanski menor, durante los dos primeros tercios de su metraje hay una gran película negra agazapada en “La novena puerta”, una interesantísima propuesta sobre la importancia de los libros y los poderes subterráneos que rigen la realidad, rodada con todo el mimo, la maldad y el misterio de los que es capaz su director.

Pero el gran éxito del cine español de esa temporada fue, sin duda, “La lengua de las mariposas”, un fenómeno crítico y popular que generó uno de los ya clásicos escándalos del Festival de San Sebastián cuando se fue sin una sola mención en su palmarés tras encabezar todas las quinielas de la prensa especializada. El caso esa fue la suerte que marcó toda la carrera de la película de José Luis Cuerda, que tuvo un discreto paso por toda la temporada de premios (tuvo 13 nominaciones a los Goya y sólo ganó el de mejor guión adaptado) al tener la mala suerte de coincidir con el fenómeno que fue “Todo sobre mi madre”. El paso del tiempo no le ha sentado mal a “La lengua de las mariposas”, en parte por el clasicismo de la gramática visual de Cuerda, aunque también juegan a su favor su cuidada fotografía, el naturalismo de sus actores y la sensibilidad de su historia. Probablemente hoy en día, en unos tiempos en los que el espectador está más polarizado en lo ideológico y, en consecuencia, mucho más crispado, hubiera sido una propuesta mucho más divisiva, y unos hubieran intentado golpear a otros con la película en la cabeza y habría llamamientos a boicots y el ruido sería tal que al final nadie terminaría disfrutándola como debiera. Los tiempos, que han cambiado. Y no necesariamente para mejor.

“Yo a usted le admiraba”.

También sería curioso saber cómo se hubiera recibido hoy en día a “París Tombuctú”, la que terminaría siendo la última película de la filmografía de Luis García Berlanga, el más prestigioso director español en activo en ese momento (ese cetro sería recogido por Pedro Almodóvar a partir de ese mismo 1999). “París Tombuctú” es la sublimación del cine de Berlanga, su alfa y su omega. Todas sus obsesiones están ahí y, están además, en cantidades industriales, como si el productor hubiera optado por la opción de pagar un euro más y convertir su menú en gigante. Porque “París Tombuctú” es una película de las de comer con las manos y masticar con la boca abierta, mientras no paras de reír y de hablar. Una película que desborda mediterraneidad y fetichismo. Hace falta haber cumplido muchos años para poder rodar una película tan joven, tan radical, erótica y arriesgada como “París Tombuctú”. Y para atreverse a poner el broche de oro a toda una carrera con el plano final de esta cinta: aquel en el que, tras un breve paneo, la cámara se detiene sobre un toro de Osborne en cuya base puede leerse “Tengo miedo”, texto al que le corresponde una escueta firma: “L”.

El que no tuvo tiempo a sentir miedo fue Stanley Kubrick, que, tras fallecer de un fulminante infarto el 7 de Marzo de 1999, estrenaría, cuatro meses después (seis en España, país al que llegaría el 17 de Septiembre), “Eyes Wide Shut”, su película póstuma. Una película onírica, malsana y enfermiza sobre la sexualidad. Una obra capital de tal calado que, para hacerle justicia, merecería un artículo propio más que un breve párrafo en éste. Mucho se escribió en su momento sobre un rodaje que se alargó durante más de 400 días, a lo largo de los cuales se cambió a varios de sus intérpretes y que se llevó por delante el matrimonio de Kidman y Cruise e, incluso, la vida de su director. La crítica y el público no supieron cómo reaccionar a la película de Kubrick, las reseñas fueron tibias, la temporada de premios ignoró completamente la propuesta y Warner apenas ganó 30 millones con el proyecto. Pero el paso del tiempo le ha ido sentando cada vez mejor a “Eyes Wide Shut”, hasta el punto de que en la actualidad se la empieza a reconocer como una de las películas imprescindibles de uno de los directores con una carrera más robusta de la Historia del cine.

-“Y ahora muévete como si midieras 1,90.
-Por Dios Stanley, te juro que cuando acabe esto solo voy a rodar pelis de colgarme de aviones y saltar en paracaídas”.

Y un poco como reverso de “Eyes Wide Shut” funcionaba “Notting Hill”. Si había habido dos comedias románticas representativas del cine de los 90, estas habían sido “Pretty woman” y “Cuatro bodas y un funeral”. Pues bien, “Notting Hill” cogía a los protagonistas de ambas, Julia Roberts y Hugh Grant, a los que dichas películas habían lanzado al estrellato, y les ponía a enamorarse y desenamorarse por las calles de Londres. “Notting Hill” funcionaba, además, como perfecta síntesis de las dos corrientes del género predominantes en la década: la británica y la americana. El perfecto guión de Richard Curtis (y perdón por la redundancia) incluía todos los lugares comunes posibles, y los convertía en una zona de confort de la que el espectador no querría salir jamás. Tras esta película, Notting Hill dejó de ser un barrio de Londres para convertirse en un lugar feliz del cinéfilo medio.

Y apenas una semana después que “Notting Hill”, el viernes 23 de Julio, llegaría a las carteleras españolas “10 razones para odiarte”, una libérrima versión de “La fierecilla domada”, de William Shakespeare, adaptada a la realidad de un instituto americano de finales de los 90. Y, si bien en el mercado estadounidense no terminó de funcionar del todo mal, y sirvió para presentar en sociedad a un jovencito de pelo rizado y madera de estrella llamado Heath Ledger, su carrera comercial internacional fue desastrosa y acabaría acarreándole unas pérdidas de casi 10 millones de dólares a Disney. El tiempo le ha terminado haciendo un gran favor a esta simpática comedia romántica adolescente, que ha visto como su culto iba incrementándose con el paso de los años, hasta terminar convirtiéndose en una película bastante generacional.

Podría ser un anuncio de 1999 de Fórmula Joven de El Corte Inglés.

Otra adaptación de un clásico de la literatura a la realidad adolescente americana de finales de la década fue “Crueles intenciones”, que convertía a los personajes de “Las amistades peligrosas”, de Choderlos de Laclos, en adolescentes pijos y despreocupados de Manhattan. El reparto, encabezado por Sarah Michelle Gellar, Ryan Phillippe y Reese Witherspoon, era tan noventero que, si se hubieran planteado la posibilidad de rodar un remake español su equivalente sería Silke, Jesús Vázquez y Raquel Meroño. Al contrario que “10 razones para odiarte”, “Crueles intenciones” fue un éxito comercial inmediato, una película muy popular entre los adolescentes desde el mismo momento de su estreno (con aportaciones tan icónicas a la cultura pop como el hilillo de saliva que queda entre las boca de Sarah Michelle Gellar y Selma Blair tras su beso en primerísimo término) contando, incluso, con una respetable aceptación crítica, lo cual no deja de ser curioso teniendo en cuenta lo antipático, pobre y desagradable de la propuesta.

Aunque, si de revisitaciones pop de iconos culturales hablamos, el rey de la temporada veraniega de 1999 fue “Austin Powers: La espía que me achuchó”, exitosísima secuela de un éxito eminentemente estadounidense de 1997. Esta disparatada comedia, protagonizada por un agente secreto que parodiaba la figura de James Bond, convirtió durante un par de años a Mike Myers en una estrella. Aunque si por algo es recordada en España es por el disparatado doblaje realizado por Florentino Fernández. Así, del mismo modo que Myers daba vida hasta a tres personajes, el, por aquel entonces, presentador de “El informal”, robaba completamente la película llenándola de chascarrillos locales muy celebrados por la audiencia. “Austin Powers: la espía que me achuchó” ha acabado por convertirse en una de esas comedias que sus fans, entre los que me incluyo, han podido ver decenas de veces, hasta el punto de poder repetir sus diálogos de memoria y celebrar sus mejores chistes segundos antes de que se muestren en pantalla.

Inolvidables Mike Myers y Heather Graham.

Y si el verano del 99 comenzaba, cinematográficamente hablando, con el estreno de “Matrix”, finalizaba, a mediados de Septiembre, con la llegada a las carteleras españolas de “Nivel 13”, que sería considerada un poco como su hermana bastarda. Porque lo cierto es que las similitudes entre ambas eran reseñables. Algo que, en el fondo, tampoco era tan sorprendente teniendo en cuenta que el tema del individuo gris que se cuestiona la realidad era un tema recurrente en el cine comercial del cambio de milenio. El mundo decidió ignorar “Nivel 13” porque tuvo la mala fortuna de llegar apenas tres meses después de la que acabaría convirtiéndose en la película definitiva sobre el tema, y el público no quiso saber nada más al respecto. Pero eso no quiere decir que no sea una maravillosa película, triste y crepuscular, llena de grandes ideas visuales y narrativas. Un título que hubiera merecido una reivindicación que el aficionado no ha querido otorgarle. Un pequeño secreto a redescubrir.

Y así, del mismo modo que en el póster de “Nivel 13” el protagonista abandonaba la realidad que conocía para adentrarse en un terreno incierto, el espectador afrontaba el que sería el último otoño de la década, pensando que, tras las películas que le había ofrecido el verano del 99, aquello sólo podía ir a peor. Una vez más, el espectador se equivocaba.

Daniel Lorenzo

“Cholitas”

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El argumento: Muestra la vida de cinco mujeres indígenas que con sus vestimentas tradicionales como la pollera, una falda plisada, lograron ascender los 6.962 metros del Aconcagua, la más alta de América y la mayor hazaña del grupo.

No ha sido valorada.

“Las aventuras del Doctor Dolittle”

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El argumento: Después de perder a su mujer hace siete años, el excéntrico Dr. John Dolittle, un reputado doctor y veterinario, se encerró en sí mismo tras los muros de su mansión con la única compañía de su colección de animales exóticos. Pero cuando la joven reina cae gravemente enferma, Dolittle tendrá que dejar, muy a su pesar, su vida de ermitaño para embarcarse en una épica aventura a una mítica isla en busca de una cura, recuperando su sentido del humor y su coraje a medida que se cruza con viejos adversarios y mientras descubre maravillosas criaturas.

No conviene ver: “Las aventuras del Doctor Dolittle” es una mareante propuesta tan predecible como cansina que, al menos, esperemos que suponga el despertar de Robert Downey Jr. de que tiene que recuperar su carrera de actor después de 12 años llenándose los bolsillos. Vistosa pero tan incoherente y poco lucida que su visionado termina siendo un suplicio, entre ventosidades y ramalazos alucinógenos, tanto para críos como para adultos y con el loro parlanchín de Emma Thompson como único bastión con chispa. Los animales no tienen gracia, Downey Jr. (también productor) está perdido y se notan los remontajes (con Jonathan Liebesman al rescate) que ha sufrido la película con el fin de levantar sin fortuna al muerto y contando con un presupuesto insalvable de 175 millones de dólares. Otro fiasco para Universal después de “Cats” en una cinta que no encuentra el equilibrio y que se mueve entre el humor tan blanco como estúpido.

Conviene saber: Stephen Gaghan pasa de los thrillers políticos (“Syriana”, “Gold, la gran estafa”) a una superproducción familiar de Disney que es un remake de “El extravagante Doctor Dolittle” (1967).

La crítica le da un DOS

“Cerca del horizonte”

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El argumento: Jessica es joven, disfruta de una vida sin complicaciones y tiene por delante un futuro prometedor. Una noche conoce a Danny, un chico que tiene todo con lo que ella sueña: es atractivo, tiene independencia y éxito. Fascinada por él, poco a poco irá descubriendo quién es en realidad tras esa fachada construida con tanto cuidado. En un mundo superficial que solo se fija en las apariencias, ambos tendrán que enfrentarse a los prejuicios, la exclusión y a emprender una carrera contra el tiempo.

No conviene ver: “Cerca del horizonte” es un drama romántico juvenil que viene de Alemania y que sigue a escuadra y cartabón todo lo que nos presentan estas películas en la que las enfermedades y las adicciones son obstáculos para que supere un amor puro a prueba de bombas. Eso sí, no falta la sensiblería que le llevará a ser una propuesta de sobremesa dentro del tonel de producciones de este país que salen baratas para las parrillas televisivas.

Conviene saber: Adaptación de la novela de Jessica Koch.

La crítica le da un CUATRO

“Te quiero, imbécil”

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El argumento: A Marcos le ha dejado su novia justo cuando iba a pedirle matrimonio, le han echado del trabajo y vuelve a vivir con sus padres. Su vida se ha convertido de repente en un desastre, de los grandes. Con semejante panorama Marcos está decidido a reinventarse y triunfar, pero no tiene ni idea de por dónde empezar. Por eso acude al lugar donde todo se encuentra: Internet. Mientras trata de aplicar los consejos de un youtuber, Marcos se cruzará con una antigua amiga del colegio, una nueva jefa, su ex-novia, unos colegas muy intensos y un montón de dudas existenciales…

Conviene ver: “Te quiero, imbécil” es una comedia que pretende conectar con el modo de vida “millennial”. Es decir, el mundo patas arriba con  una incertidumbre alarmante a todos los niveles. Eso es lo que intenta la cinta dándole un tono de comedia de situación y de enredo que tan bien viene a un Quim Gutiérrez que se ha especializado en estos papeles de treintañero frustrado y sin rumbo mientras, por otra parte, se encuentra en medio de dos mujeres. Un protagonista empático que conecta con el espectador rompiendo la cuarta pared y que en cierta manera representa como los hombres también pueden hablar de sus sentimientos, frustraciones y hastíos con un aire muy de comedia británica a lo “Alta fidelidad” y “El diario de Bridget Jones” entre lo entrañable y lo patético. Más en una época en la que los códigos que se les han enseñado para ligar y tratar a las mujeres se han quedado caducos. Se ve bien, con una sonrisa cómplice ante el postureo de la artificialidad de las redes sociales y la asocialidad que en sí encierra estando Gutiérrez bien acompañado por Natalia Tena, Alfonso Bassave, Patricia Vico y Ernesto Alterio.

Conviene saber: Nuevo trabajo de la directora Laura Mañá que en los últimos años se había centrado en producciones televisivas como “Clara Campoamor. La mujer olvidada” (2011) y “Concepción Arenal, la visitadora de cárceles” (2012).

La crítica le da un CINCO

“Los niños del mar”

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El argumento: Ruka es una joven adolescente cuyos padres se han separado. Su padre trabaja en el acuario local, por lo que pasa mucho tiempo allí, fascinada con la enorme cantidad de especies marinas que allí se dan cita. Un día, dos chicos llamados Umi y Sora son trasladados al acuario por problemas familiares. Tras entrar en contacto con ellos, Ruka se da cuenta de que ambos tienen una conexión especial con el océano, al igual que ella. Sin embargo, el poder de sus dos nuevos amigos parece interponerse con los intereses del acuario y de la población en la que todos residen.

Conviene ver: “Los niños del mar” es animación japonesa hermosa, sensible y con gran poder simbólico en una cinta emotiva y con gran evocación visual representando ese mundo submarino. Es la creativa la que rezuma los mayores valores de la cinta ya que su argumento es algo confuso y abstracto a la par que reiterativo. La música de Joe Hisaishi sitúa todavía más a esta cinta en una digna heredera del sello Ghibli aunque el lastre de su guión sea su principal losa para que esa riqueza artística sea todavía más incontestable en un fresco más pictórico que cinematográfico en lo que no deja de ser una fábula sobre la iniciación y la pérdida, pasando del realismo social a la simbología marítima, pero en la que todo, desde el marchar de un tren hasta el pasar de las olas, tiene significado. Preciosista, lirista y tras el peaje de su tono críptico desemboca en unos portentosos 20 minutos finales.

Conviene saber: La cinta de Ayumu Watanabe fue una de las 32 preseleccionadas para el Oscar 2020 a la mejor película de animación.

La crítica le da un SEIS


“Dios es mujer y se llama Petrunya”

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El argumento: Cada mes de enero tiene lugar el mismo festival en un pequeño pueblo de Macedonia: uno de los sacerdotes de mayor rango eclesiástico lanza una cruz al agua que un grupo de hombres ha de buscar. Se dice que aquel que la encuentre tendrá para siempre buena suerte en la vida y prosperidad. Sin embargo, este año es una mujer, Petrunya quien tiene la suerte de encontrarla. Dado que vive en una sociedad basada en antiguos códigos morales y sociales, la comunidad de hombres se siente con el derecho de estar enfurecidos. ¿Cómo es posible que una mujer se haya atrevido a hacer lo mismo que ellos, teniendo éxito en el proceso? Sin embargo, Petrunya se siente la legítima ganadora del concurso y no está dispuesta a devolver la cruz bajo ningún concepto.

Conviene ver: “Dios es mujer y se llama Petrunya” es una cinta que viene de Macedonia y que con cierto tono de humor negro reivindica la figura de la mujer en un mundo de hombres a través de una anecdótica tradición que no deja de ser pertinente como eje de denuncia de la película. Aunque el mensaje sea claro y potente no se termina de rematar ante lo reiterativo de la historia y el hecho de que la sátira mordaz termine desbarrando conforme avanza la película no sabiendo sostener la premisa en el tiempo y dejándolo todo a merced de la protagonista, una estupenda Zorica Nusheva. La masculinidad tóxica y el sistema patriarcal son el enemigo con el que combate la cinta aunque esta visión de la intolerancia se haya contado de manera más certera en otros títulos. Tono de esperpento caustico pero rebelión íntima de una treintañera que quiere agarrarse a la vida y a su futuro a pesar del acoso familiar, social y mediático de hacer algo que no es considerado digno por los demás y que padece el quedar convertida en una fábula sobreexplicada que le resta fuerza.

Conviene saber: A competición en el Festival de Berlín 2019 y mejor actriz en el Festival de Sevilla 2019.

La crítica le da un SEIS

“Sobre lo infinito”

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El argumento: Inspirada en el cuento de “Las mil y una noches”, la celebrada colección de historias de oriente medio y de historia india, la película busca ser una yuxtaposición de las distintas etapas que un ser humano atraviesa en la vida. Desde los momentos más preciosos de la existencia hasta el despertar intelectual que nos lleva a tratar de guardar la vida como un tesoro y a compartirla con aquellos a los que amamos.

Conviene ver: En “Sobre lo infinito” el sueco Roy Andersson, ganador del León de Oro en Venecia con “Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia” en el año 2014, sigue fiel a su sello personal y se ha inspirado en “Las mil y una noches” presentando una colección de historias que resumen las diferentes etapas de la vida de un ser humano. Una comedia con la que el cineasta sueco ha encandilado a la crítica gracias a un humor absurdo y buenas dosis de misantropía y sobre todo por una cuidadísima puesta en escena;  ya que cada plano puede ser entendido como una obra pictórica en movimiento, de hecho Andersson se toma casi una década con cada proyecto por este motivo pero sin renunciar a la habitualidad de rodar desde un plano fijo sostenido desde un encuadre lateral y siempre usando tonos pálidos en su fotografía. Una sucesión de sketches, que conforman un cuento casi continuo, y en el que aparece hasta Hitler como etapa final tras la agresión de un hombre a su esposa, con ese tono de surrealismo y de juego de muñecas rusas elevado por el tono existencialista del director sobre las miserias de la especie humana y la presencia de unos personajes singulares y característicos. Todo ello sin renunciar a la sorna y a la melancolía ante la incapacidad de sentir y dejarse llevar de nuestro tiempo, lo que inunda el conjunto de ese pesimismo envolvente sobre hipocresías morales que conectan a su cine con el de Buñuel, Fellini, Bergman y Tati. Una combinación explosiva pero en cierta manera hipnótica.

Conviene saber: Mejor director en el Festival de Venecia 2019 y mejores efectos visuales en los premios del cine europeo 2019.

La crítica le da un SEIS

“El lago del ganso salvaje”

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El argumento: Zhou Zenong es un gángster que, recién salido de la cárcel, se convierte en fugitivo tras una reunión de bandas que acaba con la muerte de un policía. Tratando de esconderse mientras se recupera de sus heridas, Zhou se encuentra con Liu Aiai, una prostituta que puede haber sido enviada para ayudarle, o bien para entregarlo al capitán de la policía a cambio de una cuantiosa suma. Perseguido por las bandas y por un dispositivo policial que parece abarcar toda la ciudad, Zhou deberá enfrentarse a los límites de lo que está dispuesto a sacrificar tanto por esta extraña como para la familia que dejó atrás.

Conviene ver: “El lago del ganso salvaje” es lo nuevo de Diao Yi’nan tras cintas como “Night train” (2007) y “Black coal, thin ice” (2014), con la que ganó el Oso de Oro en el Festival de Berlín. Una cinta que narra la historia de un gangster que se da a la fuga y que sacrifica su carrera laboral para salvar a su familia y a una mujer con la que se encuentra en el camino y de la que pasará a ser su protector. Un potente thriller de mafias y venganzas con una de las muertes más poderosas e impactantes vistas nunca en el cine y con un paraguas como protagonista. Una cinta que, si bien sacrifica en parte el guion y el peso de la historia con unos personajes que no dejan de ser arquetípicos dentro de los roles de este tipo de películas con gran dominio cromático y un calculado y medido uso de la violencia como ejercicio de estilo, destaca por su exquisita y apabullante realización. Un thriller oscuro que va sobre unas mafias hongkonesas que tras una discusión por el territorio acaban enfrentados entre ellos, a partir de ahí se centra en el esfuerzo y sacrificio de uno de ellos para salvar a su familia. De factura intachable será recordada por muchos por la escena del paraguas pero, pese a eso, la violencia ha estado muy cuidada y en su justa medida, no les ha dado por el desmadre. Se aleja del thriller típico de matar por matar y se centra en las relaciones personales y los conflictos de cada uno. Diao Yi’nan es cine oriental tan extremo en el que la forma se ha comido al fondo y el director prosigue con tino su filmografía pero sin dar el salto definitivo para que su nombre gane trascendencia.

Conviene saber: A competición en el Festival de Cannes 2019.

La crítica le da un SEIS

“Ema”

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El argumento: Ema, una joven bailarina, decide separarse de Gastón luego de entregar a Polo en adopción, el hijo que ambos habían adoptado y que fueron incapaces de criar. Desesperada por las calles del puerto de Valparaíso, Ema busca nuevos amores para aplacar la culpa. Sin embargo, ese no es su único objetivo, también tiene un plan secreto para recuperarlo todo.

Conviene ver: “Ema” es el regreso al cine chileno del director de “El club”, “Neruda” y “Jackie”. La mirada de Pablo Larraín y su agudeza visual para la puesta en escena nos ofrece un producto de una gran calidad teniendo en cuenta que trata con estética musical el tema de la adopción desde el punto de vista de unos padres, él coreógrafo y ella bailarina, que ven su vida conyugal y sus sueños en común dinamitados al tener que haber devuelto al niño que adoptaron tras unos episodios que se revelan en la película. La protagonista inicia una búsqueda desesperada por las calles de Valparaíso, buscando el amor para superar su culpa, y preparando un plan secreto para recuperar todo lo que ha perdido entre encuentros románticos y sexuales furtivos, diatribas sobre si vale la pena seguir adelante en ese matrimonio y reproches y frustraciones por todo lo vivido. Mariana Di Girolamo (magnética inundando la pantalla) y Gael García Bernal (brillante sacando su lado más desinhibido) están estupendos en una cinta irregular en su desarrollo pero en la que la puesta en escena plástica y con referencias simbólicas, en este caso representadas en el fuego que tan inspirador es para la protagonista, la elevan a un buen nivel dentro de la carrera de un realizador con indudable estilo, voz propia y capacidad de diseccionar la psicología de sus personajes con moralejas como la que arroja el cuerpo como símbolo de libertad y el orgasmo como pieza de baile. “Ema” es una genuina deconstrucción sobre fricciones de una pareja insatisfecha sostenida en un hijo adoptado y el hecho de que hayan tenido que separarse de él. Un viaje a la deriva, argumental y físicamente, pero que es una puerta al derecho a la  reafirmación de la mujer y al encontrar la propia autonomía alejándose de los mandatos sociales que hablan de tener trabajo, casarse y tener un hijo. Con momentos especialmente destacados, como el discurso sobre el reggaeton de García Bernal que es memorable, la cinta, un ejercicio de rebeldía, sexo y liberación, es otro gran trabajo del director chileno a la hora de mostrar el alma humana ante el sentimiento de soledad y pérdida como el que vivían esos sacerdotes relegados de su profesión y apartados por sus culpas, el juego del gato y el ratón y la metáfora de un personaje en busca de autor entre un policía y el más afamado poeta chileno, o una primera dama en shock con su vestido rosa todavía manchado de sangre ante el asesinato de su marido.

Conviene saber: A competición en el Festival de Venecia 2019 y vista en el Festival de Toronto 2019.

La crítica le da un SEIS

“Aguas oscuras”

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El argumento: Inspirada en una impactante historia real, un tenaz abogado descubre el oscuro secreto que conecta un número creciente de muertes inexplicables con una de las corporaciones más grandes del mundo. En el proceso, arriesga todo: su futuro, su familia y su propia vida, para sacar a la luz la verdad.

Conviene ver: “Aguas oscuras” viene con el aval de Todd Haynes pero eso también supone su mayor losa ya que el problema de la cinta es que es un procedimental que suena a ya visto muchas otras veces y en la que el director tampoco imprime su sello quedando camuflado por el desarrollo de una cinta tan efectiva como poco memorable. Uno de esos thrillers deudores del cine de los 70, 80 y 90 con pullas al capitalismo, tratando sobre la corrupción medioambiental con un ahínco digno de Erin Brokovich, y que en su factura destaca sobre la media por el hecho de contar con la elegante fotografía de Edward Lachman. “Silkwood”, “Acción civil” o “El dilema” son sólo algunos de los títulos que se vienen a la cabeza cuando se ve la cinta restándole la complejidad que esta temática podría acarrear. La acción abarca 20 años y en su desarrollo se refleja ese hastío y desesperanza de los más débiles frente a los caprichos de los poderosos, desde los despachos más lúgubres a los escenarios más domésticos. Esa indignación adormecida por la rutina y por el hecho de saber que, a pesar del idealismo, siempre terminan ganando los mismos. Una puesta en escena más que digna aunque poco novedosa que deriva en thriller judicial que plasma lo farragoso del sistema, siempre prevaleciendo frente a la épica de la oratoria, partiendo de una escena nocturna en el lago que no pone las cartas sobre la mesa sino que inunda de atmósfera asfixiante el conjunto en esa lucha de un Atticus Finch contemporáneo frente a la industria petroquímica DuPont y los residuos tóxicos con los que dejó dañada y a su suerte a la zona de Parkersburg (Virginia) sin ningún control o aviso a las autoridades medioambientales generando toxicidad cancerígena a su paso. Una propuesta que encierra ese mensaje de denuncia tan actual de cómo el progreso industrial ha provocado que el pretendido bien general sea a costa de sacrificar la salud de otros con el abandono de las autoridades. Mensaje efectivo y descorazonador sobre nuestro tiempo bien resuelto por un Todd Haynes que no necesita brillar a su nivel habitual para demostrar su oficio en una cinta que, si bien quedará perdida entre los títulos de su filmografía, no deja de ser interesante y pertinente con un notable, y tan sobrio como auténtico, Mark Ruffalo a la cabeza junto a Anne Hathaway y Tim Robbins.

Conviene saber: Todd Haynes se interesa por el artículo de Nathaniel Rich de The New York Times dejando de lado el cine de época.

La crítica le da un SEIS

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